(Imágenes :Cuadros Sorolla ) |
ROPAS TRADICIONALES
Hasta ahora hemos
ido dando pinceladas sobre las prendas que componen nuestra indumentaria
regional. En nuestra zona influenciada por las corrientes de las provincias
limítrofes Alicante, Valencia y Murcia.
Intentando desde el primer momento darlo a conocer y recuperar tanto las
prendas en desuso como las tradiciones y
la riqueza cultural de cada momento o época (religiosidad,
supersticiones, ritos, comportamiento, creencias en general).
Por todo ello, hemos creído interesante traer a colación
este artículo del blog de Pozo Cañada, el cual, viene a ilustrar y hacer un
repaso general de la indumentaria de la
Mancha, la cual como se puede comprobar,
no era tan diferente a la nuestra y a la de las regiones vecinas, sobre todo si
hacemos hincapié en la indumentaria de trabajo, de campo, agricultura, etc
HOMBRES
• Lo habitual era verlos con su traje de pana y su gorra,
además no faltaba la blusa que era de colores preferentemente oscuros, llevaban
camiseta y su camisa. El pantalón era de pana, y para que los pantalones no se
cayeran, se usaban tirantes o la correa. Llevaban calzoncillos largos de
"retorta".
Además del traje, se usaba el chaleco para llevar el reloj.
En verano no se usaba chaqueta, pero sí el chaleco. Corbatas, era la excepción,
eran infrecuentes. De calzado llevaban unas alpargatas, los domingos llevaban
"botas abrochadas con botones". Pero la alpargata de cáñamo, era el
usual calzado de diario.
• Los hombres llevaban la blusa y el chalequíllo, la faja,
la gorra y también su pañuelo. En los pies se ponían "alborgas" que
era una especie de alpargata hecha de esparto. Por supuesto, muy bien embutidos
iban en sus pantalones de pana.
MUJERES
• Llevaban
trajes largos, con las cinturas bien finas, con su corsé y bien apretado, la
faldiquera /faltriquera y la toca. Era una especie de pecado, que las muchachas se cortaran
el pelo, lo tenían que llevar largo y recogido con el moño. Cuando el frío
arreciaba en invierno, las mujeres se ponían un mantón o una toquilla en lugar
del abrigo.
• La ropa de fiesta de las mujeres eran, las faldas largas.
Trajes ribeteados y chaquetillas (parecían andaluzas), por su parte los trajes
eran, la mayor parte de las veces, de colores oscuros, azul marino, grises
oscuros. La ropa interior de las mujeres era, la camisa interior, pantalón,
enagua, refajo. No llevaban sostén, aunque eso sí, iban muy bien apretadas con
lo que llamaban "ballenas".
Llevaban unas medias gordas que las mismas mujeres hacían.
Llevaban también unos "pololos "que, les llegaban hasta las rodillas,
y unas faldas grandes hasta los pies, los "batines "con unas gomas y
un justillo.
Se vestía de forma muy sobria, los hombres con traje oscuro
y las mujeres con vestido que tapase todo el cuerpo. En aquella época estaba
mal visto destacar, se vivía en pueblos y lo mejor era parecerse al resto para
no ser objeto de críticas.
Ropajes |
Ropajes época |
Moda-vestir-1916-1926
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VESTIMENTA
Vestidas a la antigua usanza
Cada época ha venido marcada por un modo de vida adjunta a
sus costumbres, sus características y sus condicionantes en todos los ámbitos.
Los cambios se han adaptado a unas necesidades impuestas por la situación
imperante y en torno a ellas se han creado unas ligazones que identifican la
singularidad de sus gentes.
En el caso de la vestimenta las modas han evolucionado en
función de las concepciones para las que fueron creadas. Nuestras gentes,
hombres del campo, se han venido adaptando al medio en el que se desenvuelven y
el vestido ha formado parte de la originalidad propia y característica que le
ha identificado en su arraigo. Como una forma de vestir típica de su tiempo que en la actualidad
ha desaparecido del entorno. Describiremos la forma y la manera como vistieron
y qué ropas utilizaban en función de las circunstancias que lo generaran.
El cambio de vestimenta rompió moldes a partir de mediados
del pasado siglo en el que las nuevas corrientes modernistas irrumpieron de una
manera rupturista y dejaron en desuso buena parte de las prendas hasta entonces
de cotidiana aceptación. No se trató de un cambio radical sino más bien de una
progresiva introducción de nuevas prendas de vestir que fueron arrinconando a
las precedentes en el baúl de los recuerdos.
Baúl medio vacío porque no parece que hayamos conservado en
demasía aquellas prendas típicas puesto que no disponemos de muestras
relevantes para poder verificar la vestimenta que lucieron épocas atrás las
gentes que habitaron nuestro pueblo.
Por fortuna disponemos de testimonios escritos que reflejan
la veracidad de las ropas usadas en el vestir. La pretensión es que nos
forjemos una idea del prototipo de vestimenta acoplado a las personas que en el
pasado se dejaron ver en el ámbito del pueblo. Seguramente no nos llegaríamos a
imaginar el aspecto que presentarían, tan contrastado y diferente al actual.
Para completar toda esta información nos hemos documentado
en el libro El vestido popular en Soria, de Esther Vallejo, al que seguimos
para guiarnos en sus descripciones.
Vestimenta de antaño ( Foto Archivo Carrascosa) |
Vestimenta hombre
Lo normal en los hombres del pueblo era que cotidianamente
se vistieran adaptados para el trabajo cotidiano. Antonio Gómez Chico, etnólogo
y profesor, nos habla de las prendas del hombre diciendo que utilizaba chaqueta
corta y calzón, ambos muy ceñidos, su inseparable faja ancha color claro o
negra, tan familiar y conocida por quienes ya tenemos nuestros años por haberla
visto a nuestros padres y abuelos, que abrigaba el vientre y los costados.
Usaba también chaleco pequeño, normalmente sin abrochar,
camisa blanca de lienzo y pañuelo a la cabeza al estilo aragonés. Visto así,
seguramente no nos hacemos a la idea de que pudieran ir vestidos de tal guisa
para salir a laborar el campo.
Como calzado, la típica abarca de cuero de forma
rectangular. En tiempos de frío, lluvia o nieve, se cubría el pie con el pial alto y debajo llevaba el escarpín de lana blanco, y en la puntera
y el talón de la abarca trozos de piel para cerrar los orificios que dejaba.
Para los trabajos más duros, encima del calzón se ponían los zagones de cuero
para resguardarse.
Varias son las prendas de abrigo de los hombres. Se cubría
con la anguarina, la manta, la capa, el capote, la pelliza o el tapabocas,
según las ocasiones. Todas ellas piezas de paño fuerte o de lana, color marrón
oscuro, hilada a mano y tejida en los telares manuales. Por lo general la
indumentaria tradicional estaba hecha de lana, lienzo o lino, con posterioridad
se utilizó mucho la pana.
Materias primas de las que se abastecieron bien nuestros
antepasados por ser proveedores de ellas. No hay que olvidar que el cáñamo fue
cultivado con cierta predominancia en terrenos del pueblo para la elaboración
de fibras textiles, y que en él hubo tejedores y sastres de paños. También el
paño tuvo su preponderancia para confeccionar los trajes típicos.
De todos ellos, la lana era la principal abastecedora para
confeccionar los vestidos y otras prendas: mantas, alforjas, talegos, etc. Todo
el proceso de elaboración se puede encontrar explicado en cualquier página o articulo de Oficios y labores por lo
que no entraremos aquí a comentar el proceso seguido.
Hay que tener presente que la vestimenta de diario sería la
más acreditada, la autóctona y auténtica, de cuño campesino y nunca mejor dicho
porque la mayoría de estas prendas serían confeccionadas en el mismo lugar y
hogar.
No así los de fiesta, que serían comprados en
establecimientos de Albacete, Alicante o Valencia, según la ciudad más cercana
y quizás hechos por sastres, para aquellos que pudieran.
Hay que comentar que la diversidad del vestido en el pueblo
variaba bastante dependiendo de la zona, así como de las temperaturas que allí se alcanzasen, o
sea no hay uniformidad en el vestir.
De manera más exhaustiva, Teógenes Ortego nos relata que la
indumentaria típica de nuestros antepasados varones estaba compuesta por un
calzón corto que se extendía hasta la rodilla, ( hasta el siglo XVIII), aunque
en los pueblos no se recuerda este
estilo sino más bien pantalón entero ( siglo XIX en adelante), pero existió; la
camisa blanca de lienzo sin cuello, o sea con tirilla, llevaría adornada la
pechera con pliegues; los calzones interiores de color blanco estaban rematados
por puntillas (Mujer) o algún otro resalte( generalmente cintas para atar).
Completaba el atuendo el típico chaleco de paño, para las
fiestas de terciopelo o seda bordado con hilos de colores; la chaqueta de paño
pardo o negro, corta y con cuello vuelto y manga hasta el puño, cerrado con
botones; la faja de diario era de punto o de pardo negra, y la de fiesta de
seda morada o roja y a veces bordada con flecos dando de tres a cuatro vueltas
al cuerpo; las medias de calceta echas en casa, por lo general blancas o
azules.
Se cubría la cabeza con la singular boina negra, montera
(piel o terciopelo), sobrero y pañuelo
de seda de vivos colores. Como calzado las abarcas más finas o las alpargatas
abiertas atadas con hiladillos de estilo aragonés. Pero a partir del siglo XIX,
la clase más pudiente comienza a
utilizar el zapato, sobre todo para mudar o fiestas.
Imágenes: Elsguiynols. blogspot |
La vestimenta de diario, y más para salir al campo a
cultivar la tierra, sería de lo más austera, no utilizaba tan sofisticados
ropajes, pues era normal que las piernas quedasen cubiertas con polainas o
piales altos de lana para protegerlas, así como también para determinados
trabajos utilizarían los zagones de piel, tal y como hemos especificado.
Las camisas eran de un tejido más fuerte, de lienzo; para
resguardarse de las inclemencias atmosféricas, aquí el tapabocas o tapamorros
tenía su preponderancia. En verano, la camisa y el calzón de lienzo eran las
únicas prendas que llevaban puestas. Como calzado, escarpines o la sufrida
abarca, bien sujeta a la pantorrilla. Con temperaturas frías solían cubrirse el
cuerpo con el tabardo o las famosas mantas, que cambiaban por la capa parda de
los días festivos.
Vestimenta mujer
La zona de influencia de algunos pueblos con respecto a la
comunicación con otros de mayor envergadura ha hecho posible que la forma de
vestir sea más o menos autóctona y que haya conservado el modelo de traje
típico durante un periodo de tiempo más amplio.
Debido a ello se han venido conservando semejantes
peculiaridades en las formas y en las prendas de vestir, condicionado también
en parte por los elementos climatológicos de la zona de residencia, un
prototipo de vestimenta diferenciado al de otros.
Aplicado a la mujer, la ropa de diario consistía en una
camisa blanca en contacto con la carne, y probablemente en muchos casos la
única prenda interior que llevaba puesta, quizá también confeccionada de lino o
lienzo por sus manos expertas. Puesta, en la parte de la pechera iba por debajo
del justillo, y por abajo quedaba oculta con la saya.
Había camisas de manga corta y larga, utilizadas según la
época, y generalmente llevaban pequeños bordados. Era una prenda que
tradicionalmente formaba parte del ajuar.
De estos inventarios se puede extraer cierta información al
respecto de las prendas de vestir que por entonces se usaban, como el que
acabamos de describir. Prendas que a pesar de los años se han seguido
manteniendo.
Como prendas que cubriesen la camisa podían colocarse el
justillo o el jubón, entre otras. A la cintura se ceñía la saya de paño, sobre
la que se colocaba una falda negra o parda con mucho vuelo que se cubría con el
jubón ceñido al cuerpo.
Solía llevar un corpiño negro o morado sin mangas para
hacer juego con la saya de paño, o también una chambra, una especie de camisa
negra o parda de manga larga, dependiendo de la estación.
El inseparable delantal cubría la falda. Las medias de
color negras hechas de lana, lo más probable confeccionadas por ellas mismas, y
como calzado unas alpargatas de hiladillo o, tal vez por qué no, unas abarcas.
Teniendo en cuenta que el campo era, también, su sino lo más probable es que
estas últimas la acompañaran con asiduidad.
En época invernal, para taparse de arriba a abajo se las
podía ver con el mantón de lana. La chambra de los días de fiesta se adornaba
con algún tipo de bordado, lo mismo que los mantones de vivos colores.
En la cabeza, para sujetar el moño, se adornaban con unos
lazos negros o de colores dependiendo de las circunstancias. Las mujeres de
cierta edad se cubrían por lo general la cabeza con un pañuelo negro, como la
mayoría del resto de ropas en muchos casos, puesto que en aquellos tiempos el
riguroso luto llevado durante años hacía que cuando se lo podía quitar,
acontecía otra defunción.
El traje de fiesta tenía las mismas piezas que el de diario
pero era de telas más ricas y colores más vivos. El corpiño y el justillo eran
de seda o terciopelo negro y botones de azabache. La saya, como describiremos a
continuación, era de colores variados.
El delantal de seda negro; el pañuelo de talle de merino
negro con ramo bordado. El de la cabeza también era de seda, adamascada y
colores claros. Para la misa se cubría la cabeza con mantillo de paño fino
bordado de terciopelo. Las medias eran blancas, a veces con calados; los
zapatos, por lo general, de pana o terciopelo negro con punteras y talón de
charol pespuntado.
Algunas características del ropaje de mujer nos llevan a la
conclusión que, al igual que entre los hombres, había una diferencia
contrastada por lo que respecta al ropaje de diario y el festivo. Además las
prendas de vestir eran más numerosas en el caso de las mujeres que en el de los
hombres.
Camisa.- Era
la pieza interior más importante, la única, sobre todo en verano que se llevaba
debajo del corpiño, sin mangas. Podía ser de lienzo, lino, o hilo para las
fiestas. Solía ser de manga larga y con cuello de tirilla. Por lo general era
sobria y sencilla, con algún pliegue y frunces en la manga y canesú. La
diferencia con la del hombre era que ésta estaba abierta por dos lados y la de
la mujer no.
Saya.- La
de diario el tejido era de lana, del rebaño familiar, y se hilaba y teñía en
casa y se tejían en el telar del pueblo. Generalmente eran de color pardo. Los
tejidos de las sayas de fiesta y ceremonias eran de mejor calidad y más finas.
La gama de colores era más amplia: rojas, amarillas, azules, moradas o pardas,
como las de diario. Estas sayas nos resultan bien conocidas porque es del
escaso género que aún se conserva. Que fuese de un color y otro dependía de la
conmemoración.
Las de fiesta eran de colores más vivos, por lo general el
rojo. El morado y el azul se utilizaban más bien para actos religiosos; y para
las bodas, negras y de tejidos más ricos. Los adornos variaban, el más común
las tiras de terciopelo negro. El vuelo solía tener entre 3 y 4 metros, con
muchos pliegues en la parte trasera, en la delantera era más lisa para que el
delantal no quedara tan abultado.
Delantal
o mandil.-Era una prenda de uso cotidiano en todo momento y
ocasión; los de diario para no ensuciar las sayas y los de fiesta como elemento
decorativo; estos eran generalmente negros, de seda o adamascados que daba al
vestido elegancia y cierto encanto. Los de diario llevaban un bolsillo o
faltriquera para guardar el moquero o alguna perra chica.
Justillo.-
Prenda interior de abrigo colocada encima de la camisa. Era rígido, hecho de lana
forrado de tela de algodón o lienzo. No tenía mangas, era corto hasta la
cintura y se cerraba en la parte de delante mediante cordones o bien se
cruzaban sus extremos por la espalda y se ataban con hiladillos.
Corpiños,
jubones y chambras.- Colocadas en la parte superior del vestido,
por encima de la cintura. Eran de tejido variado, ya fueran de diario o
festivo. De diario solían ser de color pardo, de fiesta de fino paño negro,
terciopelo, seda o raso brocado. Si no tenían mangas se denominaban corpiños y
se ajustaban en la parte delantera con un cordón. Si tenía mangas largas se
ajustaba a la forma del cuerpo marcando muy bien la cintura. Cuando la tela era
más fina se denominaban chambras. Se abotonaban en la parte delantera; de manga
larga y puño apretado en la muñeca. El color solía ser negro y los modelos
variados.
Refajo.- Era
como una camisa sin mangas, tejido a ganchillo o punto de media de lana o
algodón; del refajo ha derivado la combinación. Fueron utilizados en la
postguerra para reutilizar la lana o el algodón. Se ponía debajo de la saya.
Enaguas
y Pololos.- La enagua no era una prenda de vestir popular,
tan sólo la camisa era la única prenda interior, el refajo o la saya bajera
hacían sus veces. Es, por tanto, una prenda más tardía, a la cual se le uniría
un pantalón interior denominado pololo
Medias
o calcetas.- Tanto en las de hombre como en las de mujer
aparecían de corto tamaño, por encima de la rodilla; las de diario eran de
lana, hechas en casa de color negro o azul; blanco de algodón las de fiesta.
Dada la necesidad de sujeción de las mismas para no caerse,
se hace necesario la utilización de un medio o forma de sujeción, apareciendo
los atapiernas o ligas, tanto para el hombre como para la mujer (algunos la
sujetaban con los calzones o pololos, si
se podía ).
Mantillo.-
Tienen un origen antiquísimo. Con el tiempo se fue acortando y tomando diversas
formas y confeccionándose con diversos materiales: paño, seda, terciopelo. El
mantillo puesto en la cabeza llegaba hasta la cintura, era muy fino y aparecía
ribeteado. Esta prenda era símbolo de recogimiento y recato, de ahí que fuera
de obligado uso para las ceremonias religiosas hasta hace poco tiempo. Aunque
de otras hechuras, hay que mencionar dos prendas muy frecuentes entres nuestras
antepasadas: la toquilla y el mantón.
Como prendas de abrigo, nuestras abuelas se echaban a la
espalda su negro mantón de lana cuadrado rematado por flecos. La toquilla era
parecida al mantón, más pequeña y fina además de poseer una variedad de colores
más amplia. También, en ocasiones, se utilizaba la falda superior ,doblada de detrás hacia delante, para taparse y
dejando al descubierto la falda interior ( refajo).
Pañuelos.- Otro
elemento imprescindible en el vestir. Podía ser de cabeza o de talle. Los de
cabeza eran de percal o de seda de vivos colores y con variedad de dibujos para
las más jóvenes, y negro para las casadas y personas mayores, ya que eran del
color del luto, color insuperable de nuestras mujeres que empalmaban unos con
otros. El pañuelo de talle se llama también de ramo.
( Imágenes Grupo Abuela Santa Ana ) |
Hasta aquí un somero repaso a la vestimenta popular
predominante en nuestras tierras. Prendas que desde la adolescencia hasta la
senectud, hombres y mujeres del pueblo llevaron consigo de por vida por
imperativo condicional. No había donde poder elegir más de lo que se daba.
Reflejaba la austeridad del ropaje pero también su rica singularidad. Desde
niños tuvieron que padecer los rigores impuestos por las condiciones y la ropa
no fue una excepción.
Fuentes:
( Resumen articulo
https://pozocanada.blogspot.com/2018/03/ropa-tradicional.html)
(Imágenes: Elsguiynols. blogspot)
|
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